REPORTE DE PUERTO RICO

El Senador Rosselló se presenta al trabajo

por John Marino

18 de febrero de 2005
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. El Senador Pedro Rosselló se presentó a trabajar esta semana, lleno de las grandes aspiraciones y del entusiasmo del principiante legislador que es ahora.

Se mostró deferente, guardó la compostura, pero dijo que aún pretende arrebatar la presidencia del Senado a Kenneth McClintock. No había prisa. La delegación del Partido Nuevo Progresista en el Senado finalmente decidiría hacerlo, predijo tranquilamente el antiguo gobernador.

Después de la ceremonia de jura de su cargo del domingo, en la cual multitud de seguidores insistieron en que él estuviera al frente la cámara alta, el antiguo gobernador y candidato gubernatorial derrotado parece motivos para el optimismo. La multitud abucheó a cada uno de los líderes del partido que se mostraron incluso neutrales sobre la cuestión.

El lunes, dos de los principales líderes del PNP, el alcalde de San Juan Jorge Santini y el Comisionado Residente Luis Fortuño habían respondido. Dijeron que las filas del partido deberían ser oídas y pidieron un final pacífico de la controversia ‘interna’. En otras palabras, McClintock debería renunciar a su cargo, dando a Rosselló, presidente del partido, una base más amplia de poder político como presidente del Senado

El periódico El Vocero informó esta semana que el PNP había llevado a cabo calladamente una encuesta entre 500 de sus filas de seguidores sobre a quien querían ver como presidente del Senado. Un 83 por ciento de los encuestados favorecieron a Rosselló por encima de McClintock.

Quien sabe hasta qué punto la encuesta fue realmente representativa del partido, pero pareció estar presente en las mentes de los líderes del PNP al sopesar esta semana la cuestión de la presidencia del Senado.

En su primer día de trabajo, Rosselló permaneció sentado en silencio durante el debate de un anteproyecto patrocinado por el PNP pidiendo un referendo para resolver el dilema del status de Puerto Rico. Votó a favor de la medida, pero no habló durante su debate. "A veces," dijo después, "las acciones hablan más fuerte que las palabras".

En su segundo día de trabajo, Rosselló dijo: "Estoy centrado en mi trabajo. A fin de cuentas, son los senadores los que tienen que tomar una decisión, pero no hay prisa".

Al tercer día, al menos un senador del PNP, que se ha negado a respaldar públicamente tanto a McClintock como a Rosselló, estaba albando la "elocuencia" del antiguo gobernador durante una de las vistas.

El plan de Rosselló para ocupar el principal puesto del Senado parece ir progresando, según los primeros indicios.

Y ha hecho su entrada en el Senado en un momento propicio, ya que la cuestión del status político de Puerto Rico parece ir tomando auge y despertando extremadas diferencias entre la administración pro ELA del Gobernador Acevedo Vilá y la Legislatura controlada por el PNP, a favor de la estadidad.

El pasado viernes, Acevedo Vilá presentó una legislación pidiendo un referendo sobre qué rumbo querían los isleños tomar para resolver el dilema del status: un plebiscito con respaldo federal o una asamblea constituyente, compuesta por funcionarios elegidos para representar cada una de las opciones del status.

Los líderes del PNP replicaron que la legislación nunca sería aprobada.

El gobernador defendió su proyecto de ley diciendo que ponía la decisión del status en manos del pueblo y que también serviría como "un escaparate ante el mundo de nuestra voluntad y entusiasmo por dejar que el pueblo decida".

Bajo la opción de la asamblea constituyente que Acevedo Vilá apoya, los 100 miembros electos de este organismo, cada uno de ellos representando una opción distinta del status, elaborarían un borrador de propuesta del status para llevarla ante el Congreso. La otra opción lanza de inmediato la pelota al terreno del Congreso, pidiéndole que delimite las opciones constitucionales de descolonización para los puertorriqueños.

El Comisionado Residente Luis Fortuño dijo que la idea de la asamblea constituyente daría a los puertorriqueños la falsa sensación de que la decisión sobre el status podía resolverse sin la intervención del Congreso. "La cuestión no puede resolverse de forma unilateral," dijo.

Entretanto, el Senado del PNP está trabajando en una legislación para pedir al Congreso que dé a los isleños unas "opciones no territoriales" entre las que escoger en una votación con respaldo federal sobre la cuestión.

Ni el PNP ni el Partido Popular Democrático parecen estar dispuestos a considerar las sugerencias de que ambos lados deberían llegar a un compromiso y proponer que se hagan ambas cosas a la vez, argumentando que las propuestas realmente van por dos caminos diferentes.

El PNP se muestra hostil ante la idea de una asamblea constituyente porque teme un acuerdo de puertas hacia dentro entre el ELA y la independencia, en el cual ambos estén de acuerdo en eliminar la estadidad como una opción realista.

Los temores del PPD van directamente a Washington porque tanto la rama del ejecutivo como la legislativa del gobierno federal dicen que el ELA, tal como lo define el PPD, es anticonstitucional.

Acevedo Vilá asestó el primer golpe en la guerra del status que se está fraguando al enviar a la Legislatura su propuesta, que está siendo alabada por los defensores del ELA y algunos de la independencia.

Pero casi es seguro que la medida no será aprobada por la Legislatura. En su lugar, el PNP aprobará su propia legislación sobre el status, pidiendo la inmediata intervención del Congreso y la enviará a La Fortaleza para la firma de Acevedo Vilá.

Desde luego que él podría vetarla. Pero existe la posibilidad de que la Legislatura, respaldada por el PNP, finalmente pudiera, con alguna ayuda de partidarios de la independencia y la libre asociación, anular ese veto, que marcaría una histórica primera vez. Y, claro, la Casa Blanca de Bush está examinando la cuestión del status, y podría ser lo suficientemente imprudente como para prescribir una actuación.

Lo que está claro es que, a través del prisma del status, el actual gobierno de Puerto Rico, con un partido que controla La Fortaleza y otro la Legislatura, el cargo de comisionado residente y la mayoría de las alcaldías de la isla, parece estar más "dividido" que "compartido".

Lo cual parece ser un terreno fértil para que Rosselló recupere su categoría política, pero no necesariamente para hacer grandes avances en el frente del status. Y ese es precisamente el área que el antiguo gobernador ha prometido resolver en este período de cuatro años, tanto como candidato a gobernador como en la ceremonia de juramento en el Senado, trayendo la estadidad al ELA.

Parece una promesa audaz en estas condiciones. Muchos observadores creen que hacerla le costó a Rosselló las elecciones. Pero no hay duda de que se actuará sobre el status, al menos a nivel local.


John Marino, Editor Gerente de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net

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