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OPINIONES EDITORIALES *** OPINIONES EDITORIALES

PUERTO RICO PUEDE FORTALECER SU VOZ

VIEQUES Y LA SOBERANÍA

EDITORIAL
THE ATLANTA CONSTITUTION

Puerto Rico puede fortalecer su voz

9 de mayo de 2000
Copyright © 2000 THE ATLANTA JOURNAL AND CONSTITUTION. Todos los derechos reservados.

EDITORIAL
THE CHICAGO TRIBUNE

Vieques y la soberanía

5 de mayo de 2000
Copyright © 2000 THE CHICAGO TRIBUNE. Todos los derechos reservados.

Afortunadamente, el desalojo de los activistas de la propiedad de la Marina estadounidense en la isla de Vieques, Puerto Rico, que tuvo lugar la semana pasada, no produjo nuevas fotografías de brutalidad policial contra ciudadanos americanos, ni hubo razones para que algo así ocurriera.

Los manifestantes aceptaron pacíficamente el arresto porque ya habían logrado su objetivo. Lograron que los medios del continente le dieran amplia cobertura a su causa, conseguir que la Marina cese el entrenamiento de combate en esta isla habitada por 9300 personas. Además, al obligar a los federales a sacarlos por la fuerza, confirmaron que Washington es el "pesado", por lo menos ante los ojos de los puertorriqueños.

Esto no significa que la ocupación de la propiedad de la Marina sea justificable; fue una alta jugada de los partidarios de la independencia puertorriqueña. El tema del status de Vieques fue equitativamente resuelto el pasado mes de enero por el presidente Clinton y el gobernador de Puerto Rico, Pedro Rosselló. Conforme a al acuerdo firmado, la Marina puede continuar practicando bombardeos aéreos con proyectiles no explosivos en su polígono de tiro de Vieques, por lo que el gobierno de la isla recibirá un pago de $ 40 millones. De hecho, la Marina comenzó sus bombardeos de entrenamiento el lunes. Dentro de un año, más o menos, los residentes de Vieques votarán si los ejercicios de la Marina deben cesar o si permitirán que éstos continúen, en cuyo caso la isla recibirá $ 50 millones más.

Un retiro gradual sería lo razonable, y le daría a la Armada tiempo para encontrar un opción adecuada en el Caribe. Una posibilidad es Dog Island, que podría ser alquilada al gobierno Británico, pero existen otras.

Sin dudas, Vieques se habría librado mucho antes de los molestos bombardeos si tuviera dos senadores y un representante o dos defendiendo su causa en el Congreso. Pero eso hubiera requerido que los puertorriqueños votaran por la estadidad, algo que declinaron hacer en varias ocasiones en los últimos cincuenta años. La lección es que si (los puertorriqueños) quieren ser tratados como un verdadero socio, necesitan comprometerse con nuestra indivisible unión.

Finalmente, pareciera que los arrestos produjeron cierto alivio. No hubo resistencia y tampoco violencia por parte de los 300 agentes del FBI y los marshals estadounidenses que desembarcaron en la pequeña isla puertorriqueña de Vieques para desalojar a los activistas del polígono de tiro de la Marina.

Por el contrario, los arrestos tuvieron un carácter casi ceremonial, como el del representante estadounidense Luis Gutiérrez (Dem.-Illinois) y varios de sus colegas del Congreso que al ser puestos bajo custodia expresaron simbólicamente su oposición a que la Marina use a Vieques para prácticas de bombardeo.

También hubo un subtexto: que Puerto Rico es una tierra ajena, que no es debidamente respetada por la nación de la cual forma parte de manera ambigua. ¿Por qué sino una nación habría de permitir que una isla habitada sea usada para prácticas de tiro con munición de alto poder?

Ahora bien, si se escucha a la Marina, se debe a que Vieques es el mejor lugar en el hemisferio para la clase de entrenamiento que su gente necesita. Y si se escucha al pueblo de Puerto Rico, que se ha expresado en recientes elecciones, el ambiguo status de "estado libre asociado" es perfecto para la mayoría.

Por lo tanto si Puerto Rico es ajeno, es por la democrática elección de su población. Son ellos quienes deben ser persuadidos a cambiar su parecer, y sus votos.

El operativo del jueves puso fin a un año de ocupación por parte de activistas que invadieron el polígono de tiro la primavera pasada, luego de que una bomba errante matara allí a un guardia de seguridad civil. Fue la primera fatalidad en las seis décadas de historia del campo de tiro, lo que no indica que existan mayores riesgos, pero el hecho se convirtió en el disparador de las protestas.

Incluso después de que el presidente Bill Clinton y el gobernador de Puerto Rico, Pedro Rosselló, firmaron un acuerdo en enero por el cual se convoca a los residentes de Vieques a votar el año que viene sobre la presencia de la Marina , la ocupación se mantuvo.

La razón, por supuesto, fue que para los manifestantes, el asunto del polígono de tiro y sus supuestos efectos negativos en el medio ambiente y en otros órdenes no resulta más que incidental. La verdadera cuestión era, y sigue siendo, la soberanía.

Vieques es, en su mentalidad, el símbolo del status colonial de Puerto Rico dentro de los Estados Unidos. Si fuera un estado o una nación independiente, no habría padecido tal indignidad.

Puede que no, pero el status de Puerto Rico dentro de los EE.UU. es el resultado de la elección de sus habitantes, expresada en varias oportunidades en el último medio siglo y, más recientemente, en diciembre de 1998. Quienes piensan diferente deben persuadir a la mayoría de sus conciudadanos a votar por un cambio. La mayoría de los habitantes del continente, nos atrevemos a decir, no se opondrá a su decisión.

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