Click here to see this document in English.

"LOS POPULARES"

contribución exclusiva para el

Puerto Rico Herald

por Arturo J. Guzmán

 

Toda generalización es injusta y errónea. La generalización política e ideológica no es excepción a esa norma, aunque las costumbres, el tribalismo partidista, y otras razones con mucha frecuencia llevan a personas inteligentes, razonables, y equánimes a generalizar injustamente. Así muchas veces escuchamos exclamaciones y aseveraciones no solo entre el pueblo sino en el liderato político-ideológico, que tienden a inculpar a todo un grupo o colectividad por las acciones de un reducido núcleo.

¿Quien en Puerto Rico no ha escuchado, o peor exclamado personalmente, frases peyorativas hacia sus adversarios políticos? Que si "los Populares" son esto o lo otro, que si han hecho o dejado de hacer etc. Lamentablemente, y como es de esperar, existe plena reciprocidad en esa desdichada práctica y el fango vuela entre, desde, y hacia cada uno de los tres sectores que se disputan el poder político bajo el subterfugio de sus preferencias ideológicas.

Destaco a "los Populares", no porque séan los poseedores de la franquicia exclusiva de acusaciones y generalizaciones injustas, sino porque representan quizás el segmento menos comprendido en nuestra sociedad. Recuerdo que en una entrevista reciente me preguntaron cual era mi opinión de "los Populares", y sin vacilar les contesté: "Puedo asegurar que la gran masa de pueblo que milita en el Partido Popular está compuesta por buenos Puertorriqueños que tienen los mejores intereses de Puerto Rico como meta. Son personas de buena fe que han depositado su confianza absoluta, y a veces ciega, en líderes que mayormente han abusado de esa confianza haciéndoles representaciones falsas y erróneas sobre la relación político-económica y ciudadana entre los Estados Unidos y Puerto Rico".

Esa es mi opinión y la reitero.

Se afirma que si una mentira se repite frecuentemente, llega a convertirse en una verdad o en una verdad a medias, y ese ha sido el caso de las diferentes representaciones que tradicionalmente han hecho la mayoría de los líderes Populares. No todos; eximo a muchos en la primera generación, que si alguna culpa tienen es la de pecar, al igual que la masa de sus simpatizantes, de un exceso de confianza en aceptar cualquier expresión de sus máximos líderes como dogma incuestionable. El problema estriva en que siempre el máximo liderato se ha expresado en dos idiomas, no por la distinción entre el Español y el Inglés, pero si por la distinción entre lo que tenian que decir en Washington y lo que era conveniente decir, admitir, o representar en Puerto Rico.

Como anécdota, recuerdo un intercambio que tuve en Washington con el entonces gobernador, Lic. Rafaél Hernández Colón, mientras se quejaba durante el proceso plebiscitario de 1989-1991 de los "enemigos del E.L.A.", refiriéndose a la Administración del Presidente Bush. Le aseguré que el adversario o mucho menos el enemigo del E.L.A., "no era Bush, ni el Congreso, ni el P.I.P, ni el P.N.P., sino la masificación de las comunicaciones que le estaban permitiendo a "Juan del Pueblo" ver y escuchar en vivo y a todo color las expresiones y participaciones de uno y cada uno de los proponentes y deponentes. Ante la mirada inquisitiva de Hernández Colón continué explicándole, "Gobernador, ya no les va ser posible decir una cosa aquí (Washington), otra en Puerto Rico, y posiblemente negar las dos versiones dos semanas más tarde...."

En efecto el pasar del tiempo me ha conferido la razón, muy especialmente durante el proceso congresional de estos pasados tres años. Indistintamente de su orientación personal político-ideológica, cualquier persona de inteligencia promedio que pueda sobreponer el intelecto sobre la pasión, ha presenciado "en vivo y a todo color" la "defloración" y desmitificación del E.L.A. que se les representó localmente a los Puertorriqueños, para ser sustituída con la imagen, a veces cruda, del verdadero E.LA. que autorizó el Congreso en 1952 con el pleno consentimiento y conocimiento de los líderes Populares de esa época que fueron los responsables de proponerlo, negociarlo y aceptarlo.

Lo que se ha puesto al desnudo es "UN ENGAÑO BILATERAL", en el que comparten igual responsabilidad los que mintieron aquí, tanto como el Congreso de los Estados Unidos que por su silencio a través de más de cuatro décadas se convirtió en cómplice de las mentiras.

Para "los Populares" lo que resta es cuestión de sensitividad y sensibilidad humana por parte de ellos individual y privadamente, y también por parte "nuestra". Son "ellos" los que tienen que vencer dos de las barreras más difíciles para todo ser humano: la adimisión de estar equivocados; y aún más difícil, el reconocimiento de haber sido engañados. Somos "nosotros" los llamados a actuar con civismo, y a facilitar ese auto-reconocimiento sin que exista rencor, recriminación, hostigamiento o mucho menos burla. Somos todos compatriotas, y las mayorías amplias se logran abriendo, no cerrando, los brazos. Se logran extendiendo la mano, pues de parte y parte, es muy cierto que reconsiderar es de sabios.

Lo importante no está en determinar quien supo la verdad primero, sino en saber la verdad y aceptarla no importe cuan cruenta. La verdad nos libera a los humanos, y parte de esa liberación está en nuestro reconocimiento de que evidentemente la inmensa mayoría de"Los Populares" no han sido los victimarios sino al igual que el resto de nosotros, las víctimas del mismo engaño.

Legislación sobre la autodeterminación | Página inicial del Puerto Rico Herald
Quiosco de periódicos | Puerto Rico | Gobierno de los EE.UU. | Archivo
Búsqueda | Lista de direcciones de correo | ¡Contáctenos! | Opinión