Los votantes puertorriqueños parecen haber dado esta semana una fuerte amonestación al antiguo Gobernador Pedro Rosselló, escogiendo como gobernador por un estrecho margen a su oponente Aníbal Acevedo Vilá, según el resultado preliminar de la Comisión Estatal de Elecciones.
No se equivoquen. El ligero margen de la victoria unos 3.880 votos requerirá un recuento automático que podría llevar un mes o más. Y la acreditación preliminar dada al candidato del Partido Popular Democrático se emitió con tal solo algo más del 98 por ciento del recuento de votos. Todavía quedan más de 21.000 que contar, incluidas unas 6.600 papeletas en disputa, una oportunidad bastante grande para que el recuento de voto oscile de nuevo hacia Rosselló.
Se trató de una elección extraña, histórica, en la cual los puertorriqueños (de forma preliminar, de todos modos) eligieron una papeleta electoral dividida, con Acevedo Vilá como gobernador y Luis Fortuño del Partido Nuevo Progresista ganando la carrera para comisionado residente contra el Senador Roberto Prats del PPD. El PNP también asumió el control de la Cámara y el Senado de la isla y ganó la mayoría de las alcaldías de la isla.
Mientras en el pasado un gobernador se ha enfrentado durante su mandato a una legislatura controlada por la oposición, nunca ha habido uno que tuviera un comisionado residente de otro partido. En este caso, ese contraste se ve acentuado por el hecho de que Acevedo Vilá, que echó por tierra varios respaldos del Congreso para su candidatura, es un destacado miembro del Partido Demócrata nacional y Fortuño es un destacado Republicano que presta sus servicios como miembro del Comité Nacional y que habló en la fiesta de la convención el pasado verano en Nueva York.
Muchos predicen un desastre. Pero muchos tienen la esperanza de que los políticos por fin tomen parte en el arte del compromiso. Podría resultar tonificante en el habitual traspaso del poder político que generalmente requiere el enorme trabajo de deshacer gran parte de lo iniciado por la anterior administración. Será necesario el tripartidismo para la mayor parte de las grandes empresas, lo cual podría significar que éstas durasen más y solo se acometieran cuando realmente sean para el bien público.
Los resultados de las elecciones pueden parecer confusos, pero el mensaje enviado por los votantes estaba más claro que el agua. Rechazaban la actual administración dando su apoyo a la mayoría de los candidatos del PNP, y rechazaban a Pedro Rosselló, el único pez gordo del PNP que estaba entre los perdedores el martes por la noche.
El candidato gubernatorial del Partido Independentista Puertorriqueño, Rubén Berríos, obtuvo 2.843 votos menos que su candidato a comisionado residente, lo cual quiere decir que la mayoría de aquellos votantes probablemente escogieron votar por el PPD en la carrera gubernatorial en un esfuerzo por derrotar a Rosselló. Los candidatos del PPD pidieron abiertamente el apoyo de los independentistas en los últimos días de la campaña, y varios destacados defensores de la independencia les brindaron su apoyo abiertamente.
Pero incluso sin este cruce de votos, Rosselló siguió quedándose corto en el recuento preliminar. Sin duda perdió el respaldo de dentro del PNP y de los independientes. Casi 5.000 papeletas de las emitidas en la carrera a gobernador se dejaron en blanco y otras 3.518 papeletas incluían candidatos anotados a mano. Un buen número de estas papeletas eran probablemente votos de protesta contra Rosselló y fueron suficientes para evitar que Rosselló ganase la votación preliminar.
Este voto de protesta también podría explicar la extraña tendencia de las encuestas gubernatoriales. Todas mostraban a un Rosselló que disfrutaba de una amplia ventaja al principio de la carrera, la cual se iba reduciendo conforme se acercaba el Día de las Elecciones. Pero el número de votantes indecisos, o de aquellos que decían que no iban a vota por ninguno de los candidatos, seguía siendo inusualmente alto, un 10 por ciento en algunas encuestas.
¿Porqué no iba a votar por Rosselló un votante que quisiera un cambio en el gobierno? La principal razón es la corrupción, las condenas que implican a antiguos responsables de la administración y del partido y que tienen su origen en sus ocho años en el cargo. Durante la campaña, Rosselló prometió luchar contra la corrupción en el futuro y asumió con desgana la responsabilidad de lo que pasó durante su mandato. Pero nunca dedicó el tiempo suficiente para hacer de la cuestión un caso sustentado ante el pueblo puertorriqueño, y la corrupción, más que cualquier otra cosa, fue el motivo de que no hubiera suficientes votantes que se decidieran a votar por Rosselló. Después de todo, su secretario de Educación estaba entre los condenados, y ahora su ex-director de campaña y secretario general del partido se encuentra acusado de cargos de corrupción. Rosselló nunca reconoció que la oleada de corrupción cuando él estaba en el poder era algo inusual, y lo era.
La otra razón por la que Rosselló parece haberse quedado corto fue su errática campaña, especialmente en el último tramo antes del Día de las Elecciones, y el candidato en sí, que polariza a los votantes hacia campos de leales seguidores y enfervorizados oponentes.
El anterior gobernador había limitado el acceso a la prensa durante al menos el pasado mes. Abandonó precipitadamente una entrevista de radio cuando se le preguntó sobre "ese bandido de Fajardo," solo unos días antes de las elecciones. Y semanas antes de la votación, se enfrentó abiertamente a los líderes Católicos tras proclamarse a si mismo un "Protestante-Católico." Entretanto, al perro de presa y Comisionado Electoral del PNP, Thomas Rivera Schatz se le permitió ofender a los grupos de gays con su menosprecio, a muchos miembros del PPD al referirse a Rafael Hernández Colón como un "viejo" y a la mitad de la isla con sus altercados verbales con los reporteros.
Hace unas semanas hablé sobre la "estrategia De La Hoya" de Rosselló'. Estaba haciendo lo que Oscar De La Hoya hizo cuando perdió su cinturón ante un héroe local del boxeo Félix "Tito" Trinidad. Habiendo llevado la ventaja con toda tranquilidad a lo largo del combate, De La Hoya optó por tratar de bailar en torno a un Trinidad que resurgía en los últimos rounds, en lugar de hacerle frente. Unos cuantos buenos golpes fueron suficientes para dar que la pelea diera un giro para los jueces. Este también parece ser el caso de Rosselló. Los responsables de su campaña trataron de evitar la cobertura de prensa en los días anteriores a la votación, tratando de mantener sus apariciones en público como en secreto, mientras Acevedo Vilá estaba haciendo campaña las 24 horas del día en busca de votos, y haciendo todo lo posible para lograr cobertura de la prensa.
Rosselló, y los gestores de su campaña, trataron de poner fin a la lucha un poco demasiado pronto, tan solo un poco demasiado pronto. Rosselló, también parece haberse quedado corto en el recuento final.
Los votantes también expresaron su apoyo a gran parte de la plataforma política de Rosselló al dar el poder político al PNP en Washington y en el Capitolio de la isla, así como en los ayuntamientos por toda la isla. Los votantes parecían decir que asumían el plan de Rosselló, a la vez que rechazaban al candidato en sí como gobernador.
Si se mantienen los resultados de las elecciones, el PNP lo citará como una obligación al tratar de que se acepten aspectos claves de su programa de gobierno. Y a lo mejor Acevedo Vilá tiene que dejar sin firmar alguna de esas iniciativas si quiere tener alguna esperanza de que se apruebe alguna de las suyas. Eso es si el candidato del PPD logra mantener su delantera en el resto del recuento, y después del nuevo recuento.
John Marino, Editor Gerente de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |