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Con los dos nombramientos al Tribunal Supremo esta semana, la Gobernadora Calderón ha puesto fin a uno de los más disgregadores episodios de su mandato gubernatorial; el esfuerzo por nombrar a su antiguo Secretario de Estado, Ferdinand Mercado, Presidente del Tribunal Supremo a pesar de la abrumadora oposición a él.
Al nombrar al Juez Asociado Federico Hernández Denton para el cargo de Presidente del Tribunal Supremo esta semana, Calderón ha escogido a alguien con impecables credenciales judiciales, que tiene respaldo dentro de la judicatura y de la sociedad civil de Puerto Rico en conjunto. También tiene un amplio respaldo político, no solo del Partido Popular Democrático. Los líderes del Partido Nuevo Progresista, desde el candidato gubernatorial Pedro Rosselló al Líder de la Minoría en el Senado Kenneth McClintock, ya le han confirmado su apoyo, así como funcionarios del Partido Independentista Puertorriqueño.
Ciertamente, el segundo paso dado por Calderón esta semana nombrando a la Secretaria de Justicia Anabelle Rodríguez para el puesto de juez asociado de la corte suprema que Hernández Denton dejará vacante si se confirma como Presidente, suscitará oposición particularmente desde el PNP y los grupos religiosos conservadores. Los oponentes tratarán de pintar a Rodríguez como un político en el alma, empeñada en perseguir a los oponentes del PPD y como una ultra liberal muy alejada de la corriente principal de la sociedad puertorriqueña. No es ninguna de ambas cosas, si no uno de los miembros más competentes del Gabinete de Calderón. El nombramiento probablemente no será, y no debería ser, desbaratado por el Senado.
Rodríguez ha cometido algunos errores. Conceder la amnistía al donante al PPD, Jesús Emilio Rivera Class, el pez más gordo que se alimentó del escándalo de Educación organizado por Víctor Fajardo, fue uno. La decisión de intentar procesar a los funcionarios del PNP por cargos de alterar el orden público, fue otro. Pero el Departamento de Justicia también ha creado un impresionante expediente de procesos, especialmente en el área de la corrupción en el sector público, bajo su mandato. Y en el caso de la estafa en Educación, procesará a casi todos los contratistas acusados por los federales y cuyos casos fueron posteriormente desestimados. Rodríguez también ha mostrado el mismo brío procesal al remitir casos para su investigación al Fiscal Especial Independiente cuando se trataba de personajes del PPD.
Al escoger a Hernández Denton como Presidente del Tribunal Supremo, Calderón evita con toda seguridad un cáustico proceso de nombramiento. Y su nombramiento de Rodríguez al cargo de juez asociado no debería ocasionar el nivel de oposición que nombrarla juez supremo hubiera levantado. Ambos nominados también merecen ser elegidos. Hernández Denton, por todos los conceptos, fue la opción de la mayor parte de los jueces en el tribunal. Bajo el Presidente del Tribunal Supremo José Andreú García, manejó muchas de las tareas administrativas que iban con el puesto de Presidente del Tribunal Supremo, apuntan observadores del tribunal. Y para Rodríguez, su nombramiento para un puesto en la judicatura se ha hecho esperar mucho. Primero fue señalada por el antiguo Gobernador Rafael Hernández Colón para una judicatura federal, pero su nombramiento se quedó pendiente durante la mayor parte de los años Rosselló (1993-2000) debido a la oposición del entonces Comisionado Residente Carlos Romero Barceló.
Calderón no solo dejará el Tribunal Supremo en las manos expertas de Hernández Denton, si no que al nombrar a Rodríguez doblará el número de mujeres en el tribunal supremo de una a dos, lo cual no es mala idea para la primera mujer en ocupar el Ejecutivo en la isla .
Al hacer el anuncio esta semana, Calderón dijo que había decidido escoger a Hernández Denton tras un riguroso proceso de estudio que le reveló como la mejor persona para el cargo. Pero la gobernadora parece ser casi la única en Puerto Rico que necesitaba estudiar la cuestión antes de llegar a esa conclusión. Haciendo que nos preguntemos, ¿porqué Calderón no actuó antes al hacer estos nombramientos?
Cuando Andreú García se retiró el año pasado, el nombre de Hernández Denton surgió inmediatamente como el más merecedor para asumir el cargo de Presidente del Tribunal Supremo. Y ahí permaneció a lo largo del amargo y finalmente fútil proceso para nombrar a Ferdinand Mercado Presidente del Tribunal Supremo. Lo cual señala a la mayor pregunta sobre los últimos nombramientos de Calderón al Tribunal Supremo. ¿Porqué no se hicieron antes? De hecho, se podría argumentar que Calderón actuó torpemente en una oportunidad dorada que se le ofrecía a una gobernadora en su primer mandato, la capacidad de hacer dos nombramientos al Tribunal Supremo, uno el de su presidente, debido a la edad obligatoria de jubilación a los 70 años.
Respaldando ciegamente a Mercado primero como Presidente del Tribunal Supremo y, cuando esto no funcionó, como juez asociado, Calderón demostró una grave laguna en su habilidad para juzgar el carácter de las personas, y especialmente ante su dura lucha por convertir a Mercado en Presidente del Tribunal Supremo frente a una tremenda oposición, incluso dentro de su propio partido. Su nombramiento espantó a los oponentes políticos que pelearon con el secretario de estado cuando era secretario general del PPD, con una lengua afilada. Y entonces se produjo el caso de aquellos memorandos al Secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell, acusando al Departamento de Estado de Mercado de desvirtuar los poderes del ELA en la comunidad internacional, concretamente el alcance de sus poderes soberanos. Además de esto, claro, vino su escasa experiencia judicial, tanto como abogado como juez. Pero no fue hasta que salieron a la superficie las revelaciones que le involucraban con un accidente de coche fatal cuando era joven y sus aparentes intentos de echar tierra a la historia - que Calderón retiró su confianza a Mercado.
Después del episodio de Mercado, Calderón designó a la juez asociada Miriam Naveira para el cargo de Presidente del Tribunal Supremo, una medida temporal ya que Naveira podía permanecer en el cargo solamente siete meses antes de alcanzar la edad obligatoria de jubilación a los 70 años, lo cual se ha producido este mes. Cuando el nombramiento de Mercado se vino al suelo entre llamas, señaló a la Juez del Tribunal de Apelaciones Liana Fiol Matta para ocupar el puesto de juez asociado de Naviera, otra elección sólida en todos los sentidos.
Todas estas medidas tuvieron el efecto de envolver al Tribunal Supremo de Puerto Rico en la nube de inseguridad que ha llegado a marcar la administración Calderón. Los nombramientos de esta semana finalmente resuelven esta situación. Es una lástima que no se haya llegado antes a una solución satisfactoria.
John Marino, Editor Gerente de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |