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26 de marzo de 2004
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La guerra de Irak – un año: ¿se justificó?

Ha pasado un año desde que el gobierno de Bush invadió Irak.

El 20 de marzo del 2003, después de un bombardeo estratégicamente importante de las instalaciones del Partido Baath en Bagdad el día antes, las tropas de los Estados Unidos e Inglaterra entraron en Irak desde Kuwait. No les fue posible atacar por el norte a raíz de la prohibición de paso que les impuso el Parlamento de Turquía. Pero 16 días más tarde, después de superar el clima del desierto y la resistencia esporádica, las fuerzas armadas de los Estados Unidos entraron a Bagdad. Los primeros días de esa ocupación se caracterizaron por su caos y vandalismo. Después del júbilo inicial en torno a la caída de Saddam en la mayoría de los sectores del Irak invadido, la opinión pública se tornó en ira contra la falta de servicios y personal de seguridad. Desde entonces se han logrado mejoras en muchas regiones del país, pero persiste la resistencia armada y los disturbios políticos.

La guerra ha sido costosa en recursos y vidas humanas. La Oficina de Presupuesto del Congreso informa que el primer año de la guerra ha costado casi $108 mil millones a los contribuyentes estadounidenses. Desde el comienzo de las hostilidades en Irak, los informes periodísticos calculan que las muertes de estadounidenses alcanzan unas 579, mientras que el Pentágono informa que unos 3,254 soldados han sufrido heridas durante la guerra. Más de 5,000 miembros de la Guardia Nacional de Puerto Rico y Reservistas han respondido al llamado para ayudar en la guerra global contra el terrorismo. En las etapas iniciales de la guerra en Irak, su participación per cápita en la guerra mundial contra el terrorismo ha sido más alta que la de 43 estados. En la actualidad, más de 3,000 puertorriqueños de la Guardia Nacional y Reservistas han sido desplazados y miles más conforman las fuerzas armadas regulares de los Estados Unidos. Hasta la fecha, 15 puertorriqueños han dado sus vidas en la lucha de los Estados Unidos contra el terrorismo.

Durante los últimos meses, el gobierno de Bush se ha visto bajo ataque por parte de críticos que ponen en tela de juicio tanto las fallas en la protección nacional antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington como la decisión de iniciar una guerra contra Irak.

Ahora la atención está cifrada en un libro recientemente publicado de Richard A. Clarke, ex – funcionario del gobierno de George W. Bush, en que acusa al Presidente de haber ignorado las amenazas de Al Qaeda antes del 11 de septiembre y que poner énfasis de manera exclusiva sobre Irak – en vez de los grupos militares islámicos – tanto antes como después de los ataques. Clarke, un funcionario público de carrera, ha trabajado con los últimos tres Presidentes como Asesor de la Casa Blanca en asuntos de seguridad y medidas para contrarrestar el terrorismo. Antes de su trabajo para la Casa Blanca, Clarke trabajó en el Pentágono, los servicios de inteligencia y el Departamento de Estado.

A comienzos de esta semana, el Secretario de Estado Colin Powell y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld comparecieron ante una comisión bipartidista que se ha creado para estudiar el rendimiento de las agencias de inteligencia antes del 11 de septiembre. En sus testimonios indicaron que no habría sido posible tomar acción en contra del Al Qaeda y sus protectores del Talibán en Afganistán antes del impacto mundial sufrido a raíz de los ataques del 11 de septiembre porque el público estadounidense, el Congreso y la opinión pública a nivel internacional no la habría apoyado. Sus predecesores del gobierno de Clinton, la Secretaria de Estado Madeleine Albright y el Secretario de Defensa William Cohen, ambos estuvieron de acuerdo con ese punto de vista.

En enero de este año, David Kay, que había recientemente renunciado de su posición en el gobierno de Bush como director del grupo enviado a Irak después de la invasión de los Estados Unidos para buscar armas de destrucción masiva, dijo no haber encontrado evidencia alguna que Irak contara con un programa para la producción de armas químicas, biológica o nucleares cuando se desató la guerra y que no tenían almacén alguno de esas armas.

El domingo pasado en un programa de CNN, "Late Edition with Wolf Blitzer", Hans Blix, que estuvo a cargo de la supervisión de la investigación de las Naciones Unidas para determinar si Irak contaba o no con armas químicas y biológicas, comentó sobre las declaraciones del Secretario de Estado Colin Powel en febrero del 2003 ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en que trató de vincular al régimen de Saddan Hussein con la producción de armas biológica, químicas y nucleares. Blix describió la evidencia presentada por Powell como dudosa. "Creo que está claro que en marzo, cuando se llevó a cabo la invasión, la evidencia que se había presentado estaba rápidamente desplomándose". Blix alegó que el gobierno de Bush "ignoró" su informe advirtiendo que la información de inteligencia con que se contaba no era confiable.

En el mismo programa, Mohamed ElBaradei, Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), la entidad que desmanteló el programa de armas nucleares de Irak en 1997, dijo que de haberse concedido más tiempo a los investigadores para permanecer en Irak, antes de comenzar la guerra, se habría puesto de manifiesto que el país no había reanudado su interrumpido proyecto nuclear. Comentó que la piedra angular de la evidencia presentada por el gobierno de Bush, en su alegato que Saddan contaba con un programa activo de desarrollo de armas nucleares, fue un documento que supuestamente mostraba que Saddam había firmado un contrato con Niger para importar óxido de uranio. ElBaradei aseguró que "le tomó a la IAEA sólo un día descubrir que se trataba de un documento falso". En el año transcurrido desde el comienzo de la invasión, se han llevado a cabo extensas investigaciones por parte de las fuerzas de la coalición y todavía no han encontrado evidencia alguna de la existencia de un programa de armas nucleares en Irak.

Ante esas acusaciones de que la Casa Blanca del gobierno de Bush manipuló información de inteligencia para justificar su ataque contra Irak, el Presidente y sus asesores están tratando de defender sus acciones en vista de la creciente preocupación pública sobre su falta de credibilidad en todo este asunto.

Los funcionarios del gobierno de Bush se han mantenido firmes en sus justificaciones de la invasión a Irak. Señalan que se requirió la acción unilateral de los Estados Unidos en contra de Irak porque el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se rehusó a autorizar acción militar colectiva para hacer respetar las propias resoluciones del organismo internacional que Saddam estaba ignorando. Dicen que la guerra fue necesaria debido a la aparente presencia de armas de destrucción masiva en Irak, el apoyo que estaba otorgando Saddam a los terroristas internacionales y locales y sus brutales abusos contra el pueblo de Irak. Se han mantenido firmes en que la decisión de invadir se basó en informes de inteligencia que se creía, en esos momentos, que eran correctos y exactos y que se obró con el afán de proteger el pueblo de los Estados Unidos.

También ponen énfasis en que ambas cámaras legislativas del Congreso aprobaron una resolución otorgando al Presidente la autoridad necesaria para valerse de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de forma alguna que determinara "necesario y apropiado para defender la seguridad nacional de los Estados Unidos contra la continua amenaza que presentaba ser Irak". La resolución, redactada por el gobierno de Bush, se fundamentó en alegatos que ahora están siendo puestos en duda por quienes difieren. Miembros del Congreso – mayormente demócratas, pero hay también republicanos – ahora dicen que nunca habrían apoyado tal resolución de haber tenido conocimiento de las acusaciones que han salido a la luz pública desde entonces.

El gobierno de Bush alega que los medios de comunicación han ignorado el importante triunfo logrado hasta la fecha en Irak, especialmente en el campo de los compromisos políticos y el movimiento para revertir a Irak su soberanía en junio de este año. La Casa Blanca se ha mantenido firme en su mensaje que la operación que resultó en la caída de Saddam Hussein y su Partido Baath fue una ocupación con el fin de pacificar el país, desarrollar su economía y llevarlo hacia una forma de gobierno democrático. El mundo, se defiende el gobierno de Bush, "se encuentra mejor sin Saddam Hussein en Irak".

Esta semana el Herald ofrece a sus lectores la oportunidad de opinar si la guerra contra Irak fue justificada. En vista de toda la evidencia que ha surgido, ¿considera usted que estuvo justificado el gobierno de Bush en su invasión a Irak en marzo del 2003?

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Pregunta de esta semana:

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