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16 de abril de 2003 Costumbres y Tradiciones Navideñas No cabe duda que la época más esperada por los puertorriqueños es la Navidad. Tanto es así que, hoy día, no es raro escuchar alguno que otro anticipo navideño en el mes de octubre. Al igual que en tiempos pasados esta sigue siendo una época en la que la gente se une con el propósito de compartir. Muchas de las costumbres como Noche Buena, Navidad, Año Viejo y Reyes son días que se esperan con gran entusiasmo. A continuación encontrarás breves cápsulas sobre las principales tradiciones navideñas. Tal vez encontrarás datos que desconocías. Nochebuena En la noche del 24 de diciembre todavía es costumbre reunir a familiares y amigos para celebrar la víspera de la Navidad. La familia que sirve de anfitriona prepara o encarga toda clase de platos típicos de la época. Lechón asado, arroz con gandules, pasteles, morcillas, tembleque y arroz con dulce son algunos de los deliciosos platos que se les ofrecen a los visitantes. La gran mayoría de las familias católicas, después de la cena de Nochebuena, asisten a la parroquia del pueblo para la celebración de la Misa de Gallo. En algunas iglesias aún se organiza el nacimiento viviente en el que los niños se visten para representar a los pastores, a los Santos Reyes, a la Virgen María y a su esposo San José. Antes, la Misa de Gallo comenzaba con el canto de aguinaldos y villancicos a eso de las diez de la noche y terminaba a la medianoche. Pero varias iglesias han optado por adelantar la hora de la misa para que las personas lleguen seguras a sus casas un poco más temprano. Santos inocentes Para recordar el día en que Herodes mandó a matar a todos los niños de Belén, con el propósito de exterminar al niñito Jesús, los puertorriqueños solían celebrar la fiesta de los Santos Inocentes. El 27 y 28 de diciembre eran días en los que los niños preparaban espadas de madera, las cuales pintaban de azul, rojo y negro, y se disfrazaban de soldados para ir de casa en casa "persiguiendo a los inocentes". En esos días de mucho gozo y algarabía los adultos llevaban trullas a sus vecinos y acostumbraban hacerse toda clase de maldades. Las bromas podían ser desde robar comida que luego servirían a sus dueños, hasta robar a un niño a quien se le regalaba dinero y una muda de ropa. Cuando el niño era "encontrado" por sus padres, éstos celebraban con una gran fiesta. El Día de los Santos Inocentes ya ha dejado de conmemorarse en la Isla. Sin embargo, en el pueblo de Hatillo se realizan algunas actividades, entre las que hay una cabalgata con jinetes enmascarados, la cual goza de muchos seguidores. Año viejo Sin lugar a dudas, la despedida de año es la celebración de más bullicio y algarabía en todo Puerto Rico. En la noche del 31 de diciembre la gente se reúne para esperar con gran emoción la llegada del nuevo año, que recibirán al son de música, cornetas, pitos y confeti. Aunque, con el propósito de evitar accidentes, el gobierno ha prohibido el uso y la venta de pirotecnia, nunca falta quien se las ingenia para conseguir cohetes, petardos y fuegos artificiales. Las familias celebran comiendo lechón asado, arroz con gandules, pasteles, ensalada de papas o coditos y postres como tembleque o arroz con dulce. Llegada las doce, los amigos y familiares se saludan con un abrazo y un beso como deseo de un feliz año nuevo. Algunos canales de televisión y de radio transmiten el tradicional "Brindis del Bohemio", mientras que en la calle todo es alboroto. A las doce en punto se pueden escuchar explotando los petardos, cohetes, fuegos artificiales y hasta tiros que se lanzan al aire. Antes era común ver a algún muchacho de la comunidad vestido de Año Viejo. Este se paseaba por las casas de los vecinos pidiendo como "aguinaldo" un dinerito. Una vez recibido el mismo, Año Viejo seguía su camino con un saco lleno de latas y otros cachivaches a sus espaldas. Año nuevo Siempre buscando la buena suerte y para que el Año Nuevo les coja renovados muchos puertorriqueños realizan diversos rituales en la noche del 31 de diciembre. Por ejemplo, para despedir el año las personas, aún cuando no salen de sus casas, suelen vestirse con ropa nueva. Así dejan atrás todo lo viejo y se preparan para recibir la buena suerte, que el nuevo año les trae. Otra costumbre que algunos realizan es la de comer doce uvas, justo cuando el reloj marca las doce. Esta tradición nos llega de España y se supone que traiga a la persona mucha prosperidad. Algunos puertorriqueños lanzan un cubo de agua a la calle para despojar el hogar de todo lo malo y prepararlo para que llegue lo bueno. Hay quienes hasta riegan azúcar alrededor de sus casas para "alejar la salazón" y atraer la dulce suerte Misas de aguinaldo Durante los nueve días antes de la Nochebuena, la iglesia católica celebra las pascuas navideñas con las tradicionales misas de aguinaldo. Estas se realizan al amanecer, por lo general, entre las cinco y las seis de la mañana. Aunque todavía se celebran, ya las misas de aguinaldo no cuentan con el esplendor ni la asistencia de antes, cuando toda la comunidad iba a la iglesia sin falta. Estas se caracterizaban por el cántico de villancicos tradicionales y aguinaldos navideños que eran acompañados por instrumentos típicos como el cuatro, la guitarra, el güiro y las maracas. La iglesia se decoraba con un gran nacimiento y flores cerca del altar. Después de misa, todos salían hacia la panadería del pueblo, en donde compraban el pan recién horneado. Parrandas Podría decirse que existe un parrandero en el corazón de todo puertorriqueño que disfruta de la Navidad en su tierra. Aunque, por temor a la criminalidad y debido a la inconveniencia que han causado las urbanizaciones cerradas, las trullas ya no son tan frecuentes como lo eran a principios del siglo XX. Las parrandas, también llamadas asaltos por la costumbre de sorprender a los vecinos en horas de la madrugada, eran sumamente comunes en los campos de la Isla. Tan pronto llegaba el mes de diciembre, se escuchaban los acordes del cuatro y la guitarra, acompañados de güiro y maracas, que entonaban algún villancico tradicional o un aguinaldo. Los parranderos entraban en casa de vecinos y amigos, en donde eran agasajados con entremeses y platos típicos. Las trullas o parrandas se extendían por lo general hasta mediados de enero. A veces ocho días después de Reyes un amigo le devolvía alguna trulla recibida a otro, tradición que adoptó el nombre de octavas u octavitas. Podría decirse que existe un parrandero en el corazón de todo puertorriqueño que disfruta de la Navidad en su tierra. Aunque, por temor a la criminalidad y debido a la inconveniencia que han causado las urbanizaciones cerradas, las trullas ya no son tan frecuentes como lo eran a principios del siglo XX. Las parrandas, también llamadas asaltos por la costumbre de sorprender a los vecinos en horas de la madrugada, eran sumamente comunes en los campos de la Isla. Tan pronto llegaba el mes de diciembre, se escuchaban los acordes del cuatro y la guitarra, acompañados de güiro y maracas, que entonaban algún villancico tradicional o un aguinaldo. Los parranderos entraban en casa de vecinos y amigos, en donde eran agasajados con entremeses y platos típicos. Las trullas o parrandas se extendían por lo general hasta mediados de enero. A veces ocho días después de Reyes un amigo le devolvía alguna trulla recibida a otro, tradición que adoptó el nombre de octavas u octavitas. Tres reyes magos Tradición típicamente puertorriqueña, la celebración del Día de los Reyes Magos ha sido opacada por la celebración de la llegada de Santa Claus el Día de Navidad. Aún así, todavía en Puerto Rico muchos padres les han transmitido a sus hijos la ilusión por la espera de los Tres Santos Reyes. En la víspera del 6 de enero los chicos, acompañados de sus padres, salen a recoger la yerba que dejarán a la orilla de sus camas para los camellos de los Reyes. Existe una tradición que narra que esa noche, Melchor, Gaspar y Baltasar se convierten en hormiguitas que pasan debajo de la puerta de la casa y entran al cuarto de los niños para dejarles todos los juguetes que habían anotado en su lista de regalos Para el Día de Reyes era común entre los puertorriqueños celebrar lo que se conocía como velorios cantados. Contrario a hoy día, en que los velorios se conocen como las reuniones de familiares y amigos por la muerte de alguna persona, antes se conocía como velorio el estar toda la noche "en vela" cantándole a algún santo. Velorios cantados En el hogar en que se realizaría el velorio se colocaba la imagen del santo en el centro de un pequeño altar, construido con ramas y decorado con flores. Los velorios cantados se hacían casi siempre para cumplir con promesas religiosas. Los santos a los que con más frecuencia se les dedicaban velorios eran: La Virgen del Carmen, San Antonio de Padua y los tres Santos Reyes. Al igual que en los rosarios cantados, al final de los velorios se repartían café, pan y chocolate caliente. También era costumbre terminar la velada con un asopao de gallina. Decoración Desde principios del siglo XX, los puertorriqueños adoptaron la costumbre norteamericana de decorar los hogares con un arbolito de Navidad. Como el pino utilizado por los americanos no se conseguía en la Isla, en los campos comenzaron a decorar para la Nochebuena un árbol local que se conoce con el nombre de "tintillo". También se acostumbraba decorar con guirnaldas hechas de papel y campanas que se colocaban frente a las puertas. Hoy día, las velas han sido sustituidas por luces que se utilizan no sólo para adornar el árbol, sino también para decorar el exterior de los hogares. Cabe destacar que antes en las casas no podían faltar los Reyes tallados en madera. Y aunque estas esculturas de los Reyes ya no son tan comunes, todavía en la mayor parte de los hogares católicos podemos encontrar una imagen del nacimiento debajo del árbol. |