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Fallece un gran hombre --- ¿cómo será recordado?
Al cierre de la edición del Herald de esta agitada semana, los restos de Don Luis A. Ferré regresaron ayer al lugar de su nacimiento y especial afecto, Ponce, donde fueron velados en su Museo del Arte, edificio que hizo construir en 1959 y legó en vida al pueblo, depositando en él gran parte de su maravillosa colección de arte. Hoy, en una ceremonia privada, su familia se despidió de él antes de su sepultura en el cementerio de Las Mercedes en la misma ciudad.
Don Luis fue un "hombre renacentista", talentoso y exitoso en toda una variedad de campos. Esta semana le pedimos a los lectores del Herald que seleccionen entre las muchas "vidas" de Luis A. Ferré y especulen por cuál de todas se le recordará más.
Ninguno de los miles de residentes de Ponce que pasaron frente a su féretro ayer le superaban en edad – murió a los 99 años – pero la mayoría recuerdan haberle visto o conocido personalmente en algún momento de su larga vida, paseando por las calles coloniales de la ciudad o visitando sus hogares, tiendas y restaurantes. Algunos visitantes al museo recuerdan a Don Luis personalmente ofreciendo giras por sus galerías o encabezando la discusioón sobre algunas de sus obras de arte favoritas en exposición.
Su muerte, temprano el martes en la mañana debido a una pulmonía que lo mantuvo hospitalizados durante varias semanas, generó expresiones de pesar y alabanza procedentes de todas partes de los Estados Unidos, incluyendo el ex - Presidente George H. W. Bush, su amigo, y el Presidente George W. Bush, su admirador. La Gobernadora Sila Calderón y todos los ex - gobernadores de Puerto Rico, así como líderes gubernamentales, culturales y empresariales en la isla, sin reparos ni demora alabaron al hombre ylamentaron su muerte. Sus compañeros del Partido Nuevo Progresista (PNP), creado por Don Luis, hablaron sobre su sueño no realizado de estadidad para Puerto Rico, reiterando sus compromisos personales de continuar la lucha en pro de ese ideal.
No cabe duda que Luis Ferré se encuentra entre los grandes puertorriqueños del siglo XX. En vida fue inmortalizado con un busto en el Capitolio de PuertoRico en reconocimiento por su papel en el establecimiento de auto-gobierno local y su período como Gobernador (1969-1972). Además, se desempeñó como legislador en ambas cámaras, incluyendo la posición de Presidente del Senado (1977-1980). Hasta su muerte, fue el líder del Partido Republicano de Puerto Rico y se mantuvo activo en el desarrollo de la política del Partido Republicano a nivel nacional. En 1991, la nación de la cual era ciudadano, lo condecoró con el más alto reconocimiento que se confiere a un ciudadano de los Estados Unidos, la Medalla Presidencial de la Libertad.
Los muchos tributos a Don Luis durante la pasada semana son indicio de sus grandes logros en el mundo empresarial, de las artes y en la vida pública. También presagian sus cualidades personales de lealtad, tacto y generosidad. Personas que no compatieron su visión política para Puerto Rico podrían seleccionar a otros para la clasificación del más "grande" del siglo, pero ninguno duda de su virtuosidad en tantos campos del quehacer humano, todos dedicados al desarrollo físico, político y cultural de Puerto Rico, calificándolo como el "Hombre puertorriqueño de todas las estaciones del siglo XX".
En su opinión, ¿cómo se recordará más a Don Luis?
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