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No es sorprendente escuchar a los candidatos a las elecciones del 2004 ofrecer soluciones a los problemas de Puerto Rico. Las plataformas de las campañas cubren toda la gama de los asuntos que preocupan al electorado y los mensajes se adaptan a los distintos grupos y a las últimas encuestas de opinión pública. Lo que se busca es que se asuma que cada político sabe lo que le gusta o disgusta a los votantes, lo que quieren y lo que no quiere. ¿Pero cree usted que es eso cierto? A pesar de las promesas de campaña en el pasado, los funcionarios electos por lo general no han cumplido con las necesidades de los casi 4 millones de ciudadanos estadounidenses que viven en Puerto Rico. Los déficits presupuestarios del gobierno aumentan y la isla, cuando se evalúa en relación con los 50 estados, tiene el mayor porcentaje de población bajo el nivel de pobreza. La corrupción política ha teñido la reputación de los dos principales partidos políticos y la reforma electoral es todavía un sueño remoto. El dinero es lo que cuenta. A pesar de las reformas estructurales en la pasada década, el estado general del cuidado de salud para los habitantes de la isla se ubica en niveles relativamente bajos en comparación con cualquier otro grupo de ciudadanos estadounidenses. Por ejemplo, los datos más recientes (2002) de los Centros para el Control de Enfermedades muestra a Puerto Rico como último o casi último en las estadísticas nacionales de muertes por VIH, diabetes, influenza y enfermedades renales. En la muertes por armas de fuego, la isla se ubica levemente mejor de los tres peores estados y el Distrito de Columbia. En las estadísticas de homicidios por cada 100,000 habitantes, Puerto Rico es el penúltimo, con la ciudad de Washington, D.C., llevándose el dudoso honor de ser el último. En recientes encuestas de opinión pública, los puertorriqueños indican que el status político, la economía, el crimen, la educación y el desarrollo de infraestructura son las categorías que más requieren de acción por parte del gobierno. Esta semana los lectores del Herald tienen la oportunidad de decirle a los políticos qué es lo que más les preocupa como los problemas más apremiantes en Puerto Rico. Su opinión podría ayudarles en sus ideologías de confrontación entre sí en la búsqueda por solucionar los problemas más urgentes para el bienestar de todos. A continuación ofrecemos ejemplos de la gran divergencia de política en recientes debates de las campañas que se van poniéndose más acaloradas. El hombre que ahora encabeza el Partido Popular Democrático (PPD), Aníbal Acevedo Vilá, se opone la privatización de las industrias que están en manos del gobierno. El principal candidato del Partido Nuevo Progresista (PNP), Pedro Rosselló, cuando estaba el gobernador, privatizó la compañía telefónica de la isla. Ambos dicen que es cuestión de mejorar servicios y garantizar empleos. La actual Gobernadora, Sila Calderón, se niega a convocar a la Guardia Nacional de Puerto Rico en la lucha contra el creciente problema de crimen en la isla, a pesar de que fue una medida muy popular y bien recibida cuando el gobierno anterior al suyo lo hizo para limpiar vecindarios infectados de crimen en la década de los 90. Políticos de todas las convicciones políticas insisten que el status político para Puerto Rico es una necesidad urgente, pero no existe concordancia alguna en cuanto al método para obtenerlo. Las ideologías en conflicto parecen estar más interesadas en obstruirse entre sí las iniciativas que toman en la búsqueda por la conclusión a un problema que la mayoría de puertorriqueños quieren ver decidido de una buena vez. Carlos Pesquera, pre-candidato a la gobernación por parte del PNP en las elecciones del 2004, hace mención de los proyectos de infraestructura que tuvo a su cargo supervisar durante el gobierno de Rosselló -- carreteras, puentes y el tren urbano -- prometiendo acelerarlos todos si es electo, mientras que a la vez se queja por la falta de avances en esta área durante el gobierno del PPD, actualmente en el poder. El líder del Partido Independentista Puertorriqueño, Senador Rubén Berríos, que sufrió encarcelamiento por sus protestas de desobediencia civil contra el uso de la Marina de los Estados Unidos de las instalaciones de capacitación militar en Viequez, está ahora haciendo alarde del papel que desempeñó su partido en el logro del retiro de la Marina, pero se muestra mucho menos expresivo sobre la pérdida de recursos que representa para la isla el haber conseguido que los marineros levantaran ancla y se fueran. Las subsiguiente reacción a las protestas de Viequez por parte de los miembros pro-militares del Congreso de los Estados Unidos augura que se eliminará el Comando Sur del Fuerte Buchanan y se cerrará parcialmente la Base Naval de Roosevelt Roads en Cieba. Todos los políticos han ofrecido distintos remedios para la pérdida, tales como "cabildear Washington" , "desarrollar el área", "reajustar las actividades federales existentes. Mientras, los problemas siguen apestando y los políticos siguen ofreciendo perfume cuando lo que se necesita es un antiséptico, retórica cuando no cuentan con planes y promesas que nunca se convierten en compromisos. ¡Despiértenlos! ¡Háganles llegar cartas! Díganles qué es lo que ustedes quieren que ellos hagan. Estimado Sr. Candidato o Sra. Candidata: A continuación aparece la categoría más urgente de los problemas que tiene que atender en beneficio del pueblo de Puerto Rico. (vote más arriba seleccionando uno) Servicios: cuidado de salud/educación La economía y empleos El crimen y seguridad El status político Proyectos de infraestructura
A continuación aparece la categoría más urgente de los problemas que tiene que atender en beneficio del pueblo de Puerto Rico. (seleccione uno)
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