| Nuevo juego de azar — ¡el "juego de representación"!
Hay un nuevo juego de azar en el Capitolio en Washington,D.C., que se llama "juego de representación". Las reglas son diferentes a las del poker clásico. Un "royal flush" no le gana a todas las otras manos y los cuatro aces siempre pierden. Hay 51 jugadores en la mesa pero sólo dos pueden ganar. No es un juego en que se acumula puntaje ya que no hay perdedores — al menos no ahora. El ‘pozo’ tiene 437 fichas pero los ganadores sólo pueden tomar una a la vez.
¿No entiende? ¿Prefiere mejor jugar a poker de cinco cartas? Si es así, quiere decir que usted no entiende la manera en que se reparten cartas en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Los jugadores son cada uno de los 50 estados y la ciudad de Washington, D.C., o Distrito de Columbia. De las fichas en el pozo, 229 tienen dibujos de elefantes republicanos, 205 llevan imágenes del burro de los demócratas, otras dos cartas están en blanco. El que reparte las cartas es un miembro de la Cámara de Representantes, el Republicano Tom Davis del estado de Virginia. Fue también él quien organizó el juego y compró los entremeses.
El Represetante Davis es el Presidene del sub-comité de la Cámara de Representantes que tiene a su cargo la suprevisión del Distrito de Columbia. Como tal, está consciente de la antigua añoranza de los políticos de la ciudad de lograr plena representación en el Congreso; o sea, dos Senadores y membresía en la Cámara de Representantes de acuerdo con los números de su población, que en la actualidad se calcula que son unos 572,000 residentes.
Washington, D.C., igual que Puerto Rico, tiene un Comisionado Residente (que se conoce como el Delegado del Distrito) con membresía y voto en los comités, pero sin voto en el proceso final de aprobación de toda legislación. Actualmente la plaza la ocupa Eleanor Holmes Norton, una mujer afro-norteamericana, abogada y activista política que se ha destacado por su papel en el movimiento pro-estadidad en la ciudad.
Para ayudar al Distrito a obtener un voto en la Cámara de Representantes, el Representante Davis creó el "juego de representación". Consciente que el Distrito de Columbia comprende en su mayoría de simpatizantes del partido demócrata, sabe que sus colegas republicanos reaccionarán ante la posibilidad de que el partido de minoría gane mayor fuerza dentro del delicado balance de poder entre los partidos que existe actualmente en la Cámara de Representantes. Su solución: balancear el nuevo escaño para el Distrito con un escaño adicional Republicano en algúno de los 50 estados.
A esta alturas, Utah se unió al juego. Ese estado, sólidamente republicano, perdió por un estrecho margen uno de sus cuatro escaños a raíz del conteo del Censo del 2000 que, por designio constitucional, sirve para determinar cuantos escaños cada estado recibe del número total de Representantes en la Cámara. En la actualidad hay 435, distribuídos entre los 50 estados.
De cada 10 años, la Oficina del Censo presenta su informe sobre cualquier cambio demográfico en la población de los estados según los residentes en la nación se mudan o la población crece. Mediante esa dinámica algunos estados reciben más representación, la pierden, o mantienen su cantidad de escaños en relación con los demás. Actualmente, cada miembro de la Cámara de Representantes es la voz, en promedio, de 670.000 personas, a pesar de que 5 estados, con poblaciones de menos del promedio, tienen derecho a un Representante según lo establece la Constititución. Solamente un estado, Wyoming, cuenta con una población más pequeña que la del Distrito de Columbia.
Puerto Rico y otros territorios donde residen ciudadanos norteamericanos, no han sido invitados al juego. Según estas reglas, para poder meter a Puerto Rico en el juego, el Sr. Davis tendría que añadir otros 5 o 6 escaños asegurados a los republicanos para contrarrestar el balance que el liderazgo del partido considera que sería sólidamente demócrata en la delegación de Puerto Rico. Tal desenlace es inconcevible e incluso dudoso si la propuesta para el Distrito de Columbia en algún momento llega a canalizarse hacia una ley. Es también debatible si los que abogan por la estadidad del Distrito favorecen tal estrategia. Algunos se muestran escépticos diciendo que el juego de Davis es un caballo de Troya que tiene como fin retardar o descarrillar el movimiento hacia la estadidad del Distrito. La Delegada Norton, cuyo poder se vería dramáticamente aumentado con un voto en el emiciclo de la Cámara de Representantes, no ha criticado la propuesta pero sí la ha condenado al no ofrecer tampoco comentarios alagándola.
Desde que se estableció la ciudad en 1800 como un área federal, el Congreso ha controlado los asuntos del Distrito de Columbia y, a lo largo de los años, lo ha gobernado de una manera u otra. Durante la mayor parte de su historia, Comisionados, designados por el Presidente con la aprobación del Congreso, han gobernado en Washington. Hace seis años, cuando el Congreso y el Presidente manifestaron no estar conformes con el comportamiento fiscal del gobierno electo localmente en la ciudad, se impuso el control de reguladores sobre todos los gastos del Distrito hasta tanto lograra salventarse nuevamente. A pesar de su autoridad máxima sobre los asuntos de la ciudad, el Congreso ha promovido un movimiento hacia mayor autonomía local y poder compartido.
En 1961, la vigesimatercera Enmienda a la Constititución confirió a los residentes del Distrito el derecho a votar por el Presidente, y el Congreso de 1973 aprobó una ley estableciendo un Alcalde electo y un Consejo Municipal de 13 miembros. Cinco años más tarde, aprobó una enmienda constitucional que le habría dado a los residentes del Distrito representación con voto en la Cámara de Representantes y el Senado. La propuesta enmienda no fue ratificada por el número necesario de estados (38) dentro de un plazo de siete años. Incluso después de estas dificultades, prevalece en la ciudad un fuerte movimiento hacia la estadidad. Las placas de los autos en el Distrito llevan la inscripcción: "Impuestos sin representación".
Esta semana los lectores del Herald pueden expresar sus opiniones en torno a si Puerto Rico debe pedir una mano en el "juego de representación" . Si se le confiere membresía plena al Delegado del Distrito en la Cámara de Representantes, sería una buena apuesta que algunos de la isla comenzarán a cabildear para que su Comisionado Residente reciba la misma consideración. Otros puede que incluso lleguen a pedir que la representación que reciba la isla sea proporcional con su población, lo que requeriría de 5 a 6 escaños en la Cámara de Representantes.
Los puertorriqueños que prefieren la estadidad para la isla podrían considerar esa medida como una muy acertada que proveería un cambio en la dinámica política de la isla. Los populares y los independentistas se opondrían por las mismas razones. En cualquier caso, el juego de Davis sería una medida innovadora diseñada para superar el problema básico que enfrentan entidades políticas como el Distrito y Puerto Rico que buscan representación en el Congreso que refleje los números de su población. Los estados están reacios a arriesgar la posibilidad de perder poder en la Cámara de Representantes invitando a nuevos jugadores que asumirían los puestos de sus delegaciones. El añadir escaños adicionales permanentemente al total existente resolvería ese problema. Sin embargo, la propuesta Davis, busca que su número de 437 revierta al actual 435 después del censo del 2010. A esas alturas, más jugadores estarían compitiendo por ese número tradicional de escaños.
¿Considera usted que Puerto Rico debe pedir las mismas consideraciones para su Comisionado Residente que la propuesta de Davis pide para el Delegado del Distrito de Columbia? ¡Vote más arriba!
Para más información, vea:
La mayoría silenciosa de Washington... Toma dos...Esta estratagema es legítima, D.C. debería jugar
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