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3 de enero de 2003
Copyright © 2003 PUERTO RICO HERALD. Todos los derechos reservados. 
¿Debe celebrarse en Puerto Rico un plebiscito sobre el staus político en el 2003?


El Presidente del Partido Nuevo Progresista, Carlos Pesquera, lo quiere.  La Gobernadora del Partido Popular Democrático, Sila Calderón, que al comienzo de su gobierno dijo que lo quería, ahora dice que no lo quiere.

Esta semana el Herald pide a sus lectores que añadan sus opiniones al debate.

¿Debe presentarse a los votantes de la isla la oportunidad de participar en un plebiscito este año ofreciendo opciones a Puerto Rico para un status político permanente?

Para los que son de la opinión que no hay manera que los políticos en Puerto Rico puedan ponerse de acuerdo en torno a opciones realistas – y las correspondientes definiciones para cada una de esas opciones – la respuesta es un decidido "NO".

Para los que creen que, no importa cuán ineficiente resulte el proceso, un plebiscito podría servir de base para un verdadero diálogo político entre los partidos rivales, la respuesta es "SI".

El "SI" de Carlos Pesquera parece ser una defensa implícita por su ausencia en la recientemente formada Comisión de Unidad y Consenso y una manera de provocar la caida de lluvia sobre el desfile de la Gobernadora en el 2003.  El se muestra sumamente sospechoso de la Comisión de la Sra. Calderón como un mecanismo efectivo para diluir lo que él considera una creciente tendencia entre la opinión pública en la isla a favor de la unión permanente con los  Estados Unidos.  La promoción del sueño de la Sra. Calderón de un "Estado Libre Asociado mejorado" como algo apropiado para Puerto Rico constituye una pesadilla para Pesquera.  Todas las medidas que priven a Puerto Rico de convertirse en la estrella 51 de la nación son teorías políticas que Pesquera rechaza.

El "NO" de Sila Calderón se ha convertido en su oportunidad para rechazar de lleno la sugerencia de su rival quien, en la actualidad, es el candidato favorito para hacerla desocupar su puesto en el 2004.  Es también una reacción en represalia por su comportamiento hostil hacia la Comisión de Unidad y Consenso.  Ella se ha mantenido ambivalente en su justificación por la continua existencia de la Comisión, particularmente cuando los estadistas, que representan por lo menos una mitad de la población, no quieren tener participación alguna en ella.  Algunos perciben la Comisión como un método para mantener a raya el debate sobre el status hasta tanto logre su anhelado segundo término en la gobernación y su determinación de controlar sus resultados para demostrar a Washington que los puertorriqueños prefieren mantener su asociación con los Estados Unidos pero con un mayor grado de autonomía.  Los escépticos ven la Comisión como otra jugada para disuadir a la Casa Blanca y los promotores de cualquier medida en el Congreso de dar curso a un plebiscito para Puerto Rico con la debida aprobación del Congreso.  Mientras la Comisión se encuentre en deliberaciones, ella puede continuar diciendo que "estamos lidiando con el asunto por cuenta propia".

El último plebiscito local que se celebró en los últimos meses del gobierno de Rosselló, fue todo un desastre.  Cuando el Senado de los Estados Unidos no tomó acción en torno a un proyecto de ley que habría provisto definiciones aprobadas por el Congreso para las distintas opciones de status, la legislatura en Puerto Rico, controlada por Rosselló, simplemente se valió de las definiciones de la Cámara de Representantes y las presentó a los votantes para que tomaran una decisión.  El resultado fue que la definición de estadidad fue la única que logró amplia aprobación.  Todas las demás fueron rechazadas y los promotores del Estado Libre Asociado se refugiaron en la opción "Ninguna de las anteriores" que fue la que logró la mayoría de los votos.  Sila Calderón se ha referido a este proceso como "un desastre", a pesar de que ella, como candidata a la gobernación en esa época, hizo todo lo que pudo para asegurarse de que ese fuera el resultado.

De modo que si considera que existe la probabilidad de lograr hoy resultados diferentes que los logrados en 1998, vote "SI".

Si por el contrario, considera que otro plebiscito ahora no llevará a nada mejor que el vergonzoso resultado de hace cuatro años en Puerto Rico, vote "NO".

Las leyes electorales de Puerto Rico no rigen las encuestas del Herald.  No estamos ofreciendo la opción de "Ninguna de las anteriores".  Sólo le pedimos un simple "SI" o "NO" como respuesta.

¿Debe celebrarse un plebiscito sobre el status político en Puerto Rico en el 2003?

Pregunta de esta semana:
¿Debe celebrarse un plebiscito sobre el status político en Puerto Rico en el 2003?

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