Cuando Luis Muñoz Marín, padre del estado libre asociado y primer gobernador electo de Puerto Rico, se dirigió a la Convención Constitucional de Puerto Rico hace 50 años, describió el nuevo status político con pasión poética.
"Se ha puesto fin a todo rastro y vestigio del sistema colonial en Puerto Rico," dijo. "Puerto Rico está en disposición de ser miembro de una unión federal de una forma nueva, una forma creativa, una forma inventada por el propio pueblo en colaboración con el Congreso de los Estados Unidos."
Muñoz Marín antepuso el bienestar económico de su pueblo a una solución final del status al redactar la Constitución de Puerto Rico.
El creciente poder político que aportó el nacimiento del ELA en el año 1952 llegó en medio de la "Operación Bootstrap," un programa industrial que convirtió a Puerto Rico del "asilo" al "escaparate" del Caribe.
Pero a lo largo de los años, los beneficios económicos del ELA se han visto erosionados por los pactos de libre comercio y otras realidades de la economía global.
Además, el Congreso ha eliminado otros de sus beneficios, tales como las exenciones sobre los impuestos federales para las empresas de los EE.UU. que funcionaban en Puerto Rico.
Y el lirismo con el que Muñoz Marín describió el nacimiento del ELA plenamente adecuado en su momento debe competir hoy con el escepticismo sobre las perspectivas a largo plazo del status que ahora expresan los políticos de los EE.UU. y los eruditos en leyes sin mencionar a los críticos pro-estadidad y pro-independencia en el país natal.
El 50 cumpleaños del ELA es una buena noticia para los que quieren resolver el perenne dilema del status de Puerto Rico.
Independientemente de la postura que uno mantengan sobre el tema respaldando o bien una versión del status quo, la estadidad o la independencia el aniversario tiene el poder de impulsar hacia delante el debate.
Y esto es debido a que la pelota del status vuelve a estar de nuevo enteramente en las manos del Partido Popular Democrático, y todo Puerto Rico parece ansioso por ver como se desarrolla el juego de los defensores del ELA.
Si lo hacen, hará que Puerto Rico esté más cerca de una solución del status.
Después de ocho años de administración pro-estadidad del anterior Gobernador Pedro Rossello asestando golpes al ELA, tanto en San Juan como en Washington, siempre que surgía la ocasión, resultará refrescante oír a la administración de la Gobernadora Sila Calderón hablar sobre las posibilidades de desarrollo del status.
La plataforma de la campaña de Calderón promete hacerlo así.
"Al representar al estado libre asociado como la preferencia definitiva de los portorriqueños para el futuro, el PDP reconoce y acepta su responsabilidad histórica de propiciar su desarrollo en el nuevo siglo," la plataforma afirma. "Recae sobre nuestros hombros el peso de identificar con precisión el modo en que el ELA ha de responder a las necesidades de nuestro tiempo y a la justa demanda de una democracia plena."
Y ella ha seguido adelante con los planes a pesar del boicot del Partido Nuevo Progresista para establecer la Comisión para la Unidad y el Consenso de Puerto Rico, que se encarga de desarrollar una acuerdo tripartita sobre el mecanismo a través del cual deberá resolverse el dilema del status.
Si está verdaderamente comprometida con el consenso, Calderón prestará atención a las llamadas de los defensores de la independencia y de la estadidad sin mencionar las muchas voces desde dentro de su propio partido y se moverá con energía en el frente del status.
Los críticos la han acusado de moverse con demasiada lentitud sobre el status y de que la comisión solo es un intento por evadir los hechos. Pero al tiempo que defiende el ELA como algo "maravilloso" para Puerto Rico y los Estados Unidos, en un reciente discurso ante el Club de Prensa Nacional, Calderón dijo, no obstante, que había lugar para la mejora, indicando que iniciará algunas acciones sobre el status.
Ella y otros líderes del PPD permanecen callados sobre las mejoras que ellos esperarían encontrar en un "ELA realzado," pero unas cuantas zonas clave parecen surgir de los recientes comentarios hechos por muchos responsables del PPD sobre el tema.
Entre estos se incluye tener derecho a opinar sobre las leyes federales que se aplican en Puerto Rico, la firma de acuerdos de libre comercio y la entrada a formar parte de organizaciones internacionales. El "nuevo ELA" también garantizaría la ciudadanía de los EE.UU. a los portorriqueños y definiría el status como un "pacto bilateral" entre Puerto Rico y los Estados Unidos que solo podrá cambiarse con el consentimiento de ambas partes.
Esto resultará un poco difícil de cumplir para el PPD especialmente porque la definición práctica de un "ELA realzado" ya ha sido refutada como anticonstitucional por la Casa Blanca de Clinton en el año 2000 y la Cámara de Representantes en el año 1998.
Incluso el carismático Muñoz Marín, que tuvo la extraña habilidad de ser tan persuasivo en Washington como en San Juan, acabó frustrado en sus ulteriores intentos por desarrollar el ELA.
Y a pesar de este liderazgo visionario, tenía de su parte el valor estratégico de Puerto Rico un punto de apoyo militar y político para los Estados Unidos en medio de la Guerra Fría que se disputaba en el Caribe y América Latina.
Hoy en día, cuando se espera que la Marina se retire de Vieques y ante un nuevo enfoque sobre la defensa de la patria, el valor estratégico de Puerto Rico, que a menudo sirvió para espolear la actuación de los EE.UU. en otros frentes, ha disminuido considerablemente desde hace 50 años.
El gran reto de Calderón en Washington podría ser simplemente conseguir que alguien escuche sus propuestas sobre el status de Puerto Rico.
Pero una administración pro-ELA que involucre al Congreso o a la Casa Blanca en una larga discusión sobre las posibilidades del ELA, o alguna nueva forma del mismo, contribuirá en gran medida a una solución final del status tal como lo hicieron las anteriores administraciones pro estadidad al discutir las limitaciones del ELA.
Por esa razón todos, tanto los que apoyan el ELA, como la estadidad o la independencia, deberían estar diciéndole al PPD: "A por ello. Veamos que podéis lograr. El balón está en juego."
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |