Si existe algún consuelo esta semana para el Partido Nuevo Progresista, es que los ladrones que robaron en su nombre se quedaron con la mayor parte del dinero.
Los fiscales federales dicen que de los $4,3 millones robados al Departamento de Educación en una trama de corrupción puesta en práctica por el anterior Secretario Víctor Fajardo, aproximadamente $1 millón fue destinado al pago de las deudas del PNP o fueron donados al partido en aportaciones ilegales de dinero.
El arresto de Fajardo fue un momento difícil para el Presidente del PNP, Carlos Pesquera, y no lo supo manejar bien. Vaciló hasta última hora de la tarde en enfrentarse a los periodistas y, cuando lo hizo, leyó una declaración preparada con antelación y no respondió a preguntas.
Cuando por fin el Domingo afrontó el tema, rehusó tomar medidas sobre la cuestión principal que había suscitado el escándalo: ¿qué personas del partido estaban involucradas en la trama junto con Fajardo, y si en realidad el millón de dólares había llegado al partido?
En su lugar, dejó esa pregunta para las autoridades competentes y anunció que los procesos financieros del partido serían analizados por un panel externo independiente.
El panel es una buena medida, pero debería haber aprovechado el momento. Debería haber ido un paso más allá y haber anunciado una investigación interna para tratar de determinar si el partido se benefició del millón de dólares, y debería haber instado a otros organismos a investigar el asunto.
También propuso que un comité independiente analizase las finanzas tanto del PNP como del Partido Popular Democrático a lo largo de la última década. No es una mala idea, pero una vez más no anda acertado.
Fajardo y sus compinches supuestamente canalizaron dinero al partido sin reflejarlo en los libros. Es inútil llevar una contabilidad precisa si nunca se informa de las facturas y los pagos al contable. La persona que no dio parte de la factura es tan culpable como Fajardo que hizo que los contratistas la pagasen.
El PNP debería afrontar este hecho. No sólo sería un buen paso político si no que resulta esencial si quieren remontar este episodio.
El auto de procesamiento de Fajardo indignó a la gente. No solo se habían apoderado de millones, si no que habían sido sustraídos del sistema de escolarización de la isla, que tiene dificultades para atender las necesidades más básicas de los escolares tales como libros para todos y cuartos de baño limpios y en funcionamiento. El objetivo de una investigación interna sería pagar una compensación a las escuelas si se encontrasen pruebas de que el partido se benefició de la trama.
Pesquera dejó abierta la posibilidad de que el partido pagaría si se descubre que se había beneficiado de los fondos ilegales. Pero un político más hábil hubiera aprovechado la justa indignación de los ciudadanos y la hubiera dirigido contra los funcionarios corruptos que están dañando el buen nombre del partido.
Tampoco sirvió de ayuda que Pesquera hubiera acusado al Departamento de Justicia local de persecución política, cuando anunció su propia investigación de la trama de corrupción bajo Fajardo la semana antes de que se dictase el auto de procesamiento federal.
Existe otra razón por la que Pesquera debería haber anunciado una investigación para determinar si el partido se había beneficiado o no de forma ilegal del dinero robado. Si el intermediario de Fajardo es tan leal al partido como él mismo, solo una mínima parte del dinero habría llegado al partido a lo largo de un período de cinco años.
Una semana después del arresto de Fajardo, Pesquera anunció una serie de ocho medidas anticorrupción. Con el respaldo de las delegaciones del PNP en la Cámara y el Senado, utilizó una de las salas de sesiones del Capitolio para hacer su anuncio.
Arremetió contra la mayoría del Partido Popular Democrático por no haber puesto antes en marcha estas medidas. Los líderes del PPD en la Cámara y el Senado, entretanto, arremetieron contra Pesquera por utilizar el Capitolio, un lugar público, para hacer un anuncio político (como si eso no ocurriese cada 10 minutos).
Las noticias de la televisión local solo informaron sobre la contienda política. Ninguna de las tres cadenas comerciales emitió las verdaderas propuestas de Pesquera. Éstas incluyen una ampliación de la prohibición de que los funcionarios del estado participen en actos políticos, prohibiendo que se concedan contratos del estado a las empresas de publicidad y relaciones públicas que hayan trabajado en las campañas, y que la Comisión Estatal de Elecciones ponga en Internet los informes financieros de los candidatos y los partidos.
El paquete resulta interesante, pero si Pesquera quiere atraer la imaginación del público, tendrá que hacer algo más.
Incluso en estos tiempos de crisis para el PNP, Pesquera ha desperdiciado algunas oportunidades de apuntarse unos cuantos tantos políticos frente a Calderón y al PPD. De la banda de Fajardo, el mayor responsable del grupo del reparto de sobornos es Jesús Emilio Rivera Class, del cual dicen las autoridades federales que pagó $2 millones en sobornos a Fajardo y a los demás. Ese es el testigo estelar del Departamento de Justicia local, al que se le concedió inmunidad por su testimonio. Mientras que el PNP ha criticado el hecho de que sea miembro del PPD, el PNP también ha estado extrañamente callado sobre el hecho de que la administración haya hecho un trato con el que supuestamente es el mayor delincuente.
Pesquera también podría hacer unas propuestas anticorrupción más dramáticas. ¿Por qué no adoptar la propuesta de Rosselló de separar al presidente del partido del candidato gubernatorial, que a menudo es el gobernador?
Esto podría ser un poderoso elemento disuasorio de tramas tales como la emprendida por Fajardo y sus compinches, y podría poner a Calderón a la defensiva, ya que quizá ella no desee renunciar al control de su partido, con un Rafael Hernández Colón e hijo esperando entre bastidores.
Pesquera ha hecho una cosa inteligente al casi criticar al anterior Gobernador Pedro Rosselló. Aseguró al público que no tenía conocimiento de aportaciones ilegales durante su mandato como presidente del partido y recordó a todos que Rosselló fue el presidente del partido durante casi todo el tiempo en que se produjeron las supuestas aportaciones ilegales, desde1996 hasta 2000.
El daño que ha causado al PNP el escándalo Fajardo ha sido peor que cualquier otro escándalo anterior, y es de esperar que lleguen más malas noticias. Pero el partido sobrevivirá a la oleada de casos de corrupción. Cualquiera que tenga dudas al respecto solo tienen que mirar hacia atrás y ver la derrota del PPD en las elecciones del año 1996, cuando se hallaba desmoralizado y muchos observadores políticos decían que estaba abocado al fracaso.
Pero la pregunta sigue siendo: ¿quién será el líder que logre traer tiempos mejores para el PNP?
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |