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15 de diciembre de 2001
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SAN JUAN (AP) - La falta de poderes políticos en áreas fundamentales y la ausencia de mecanismos para dirimir las diferencias en las relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos han marcado aún más la actividad política puertorriqueña durante este año, 2001.

Algunos personajes desvinculados a los partidos políticos oficiales del país no anticipan cambios en esa situación en un futuro inmediato, aunque los representantes de los tres partidos políticos, prácticamente, opinan lo contrario.

Pero otros, atentos a fenómenos como la globalización y otros más allá de esas relaciones políticas, plantean que aquí el asunto del status se discute desde una óptica anacrónica.

"El tema del status para esos partidos es su modo de vivir. Si le quitas ese tema desaparecen como partidos, por lo que ninguno de ellos le interesa 'resolver' lo que se ha dado por llamar el asunto del asunto del status", dijo el historiador Carlos Pabón, del Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

Para unos, la polémica sobre la presencia de la Armada en Vieques, los problemas para promover un sostenido crecimiento económico del país, la creciente presencia de las agencias federales frente a la corrupción y el orden público y la gestión de la propia Asamblea Legislativa se ven afectadas directamente por las limitaciones que imponen las actuales relaciones políticas con Estados Unidos, que datan en su mayoría casi desde la misma ocupación militar norteamericana, en 1898.

El presidente del Ateneo Puertorriqueño, Eduardo Morales Coll dijo que este año se caracterizó por las cosas que no ocurrieron y descartó, a su vez, que en el próximo año se puedan producir iniciativas serias que ayuden en la solución de esos problemas.

"No veo gestión ni voluntad política en los líderes, y no hay ni apariencia de que se hará algo en relación al asunto del status", dijo Morales Coll, quien preside una de las organizaciones no partidistas ni gubernamentales más antiguas del país.

Dijo que la falta de poderes efectivos no permitirá al Gobierno puertorriqueño avanzar en propuestas como la sección 956 del Código federal de Rentas Internas y mucho menos en lo que tiene que ver con Vieques.

El abogado autonomista Miguel D. Lausell, entretanto, dijo que la situación de Vieques hizo más evidente la falta de un mecanismo oficial en las actuales relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos para dirimir las diferencias fundamentales que surjan en esa relación.

De otra parte, destacó que este año, la Asamblea Legislativa ha reafirmado ante el pueblo puertorriqueño que es una rama independiente, que trabaja en armonía con las otras dos ramas, pero no acepta imposiciones indebidas de otros poderes, "algo de vital importancia para la democracia".

A contrapelo de esas posiciones, el Secretario General del gubernamental Partido Popular, Jorge Colberg Toro respira optimismo.

"El próximo año se comenzarán a ver los efectos de los cambios que se han implantado en este primer año, principalmente en lo que se refiere a las comunidades especiales, al servicio de agua potable y la reforma de salud", dijo Colberg Toro.

Adelantó que, de igual modo, pasará con el asunto de las futuras relaciones políticas de Puerto Rico con Estados Unidos, donde la administración de la gobernadora Sila M. Calderón tiene planes de convocar a los representantes de los sectores políticos del país para comenzar a buscar un mecanismo procesal para atender ese asunto.

Cree que el actual Estado Libre Asociado (ELA) necesita modificaciones, aunque destacó que la autonomía fiscal que disfruta el ELA, "es una herramienta que hay que usarla para lograr mecanismos que no son posibles bajo la estadidad".

El senador y presidente ejecutivo del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Fernando Martín, sostuvo que el abandono de la administración Calderón de su política contra la Armada en Vieques tendrá también sus repercusiones este próximo año, sumado eso a la, "incapacidad de su gobierno de engranar una política efectiva", dijo.

Agregó que el proceso que se ha dado en torno a Vieques y la Armada ha hecho más evidente el problema de las relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos, "por la humillación a que se ha sometido a Puerto Rico, lo que ha agudizado la conciencia sobre la realidad de la subordinación política".